Los denominados ilustrados franceses fueron los primeros que concibieron,
aunque con ambigüedades, a las mujeres como individualidades legales, políticas
y sociales invocando principios y argumentos ilustrados.[1] Esta propuesta del lugar de la mujer se apoyó en argumentos
filosóficos fundados en la razón como un rasgo universal de la especie humana;
argumentos que, aunque no fueron esgrimidos sistemáticamente, introdujeron una
de las líneas de reflexión y acción sobre la mujer más intensas de la historia
Entre los más representativos tenemos al
Marqués de Condorcet (1743-1794),[2] el cual pone de relieve las necesidades sociales de todos los
grupos marginados y que, a su juicio, se debían tener en cuenta para el progreso
ilustrado de la humanidad, donde obviamente ubica a la mujer.[3] También Olimpia de Gouges (1748-1793)[4] desde una postura más radical, proclama la Declaración de los derechos de la Mujer y de la ciudadana (1791) como un proyecto para las mujeres, alternativa
a la Declaración de los Derechos del
hombre y del ciudadano (1789) en la cual afirmaba la igualdad de los
derechos de ambos sexos. Podemos señalar que las reivindicaciones de estos
pensadores, tenían como condición necesaria la satisfacción de un primer
derecho: el de la educación.
En los reinos de España la recepción de
estos planteamientos fue asumida con menos radicalidad. La temática se inaugura
en el mundo hispano con el
discurso “Defensa de las mujeres” que publicó Benito Jerónimo Feijoo dentro de
su Teatro crítico universal
(1726-1739) y que busca rebatir los argumentos biológicos y anatómicos,
bíblicos e históricos que se habían aducido para justificar la inferioridad
femenina. Tras los argumentos a favor y en contra de la mujer, sobre su
capacidad intelectual, su igualdad o inferioridad respecto al hombre, entre
otros, y tras la búsqueda de modelos útiles al Estado, el resultado que nos
ofrece el pensamiento ilustrado español ensalzará a la perfecta esposa,
gobernanta de la casa y madre de familia, el modelo de mujer doméstica, “ángel
del hogar”, y a su lado, un modelo de hombre de bien, buen hijo, buen padre y
buen ciudadano, trabajador, responsable y prudente, moderado en sus costumbres,
disciplinado y exigente consigo mismo a la vez que comprensivo e indulgente con
los errores de los demás. Porque si bien el discurso se centra en el tema de la
mujer, a la luz de éste se define a su vez la identidad masculina.[5] La ilustración española promueve también una imagen de igualdad de talentos como complementariedad, donde
la mujer debía estar sujeta al marido, pero el imperio del marido debía ser
semejante al de la política, en el cual se promueve la utilidad común y donde
la mujer desde su hogar es la primer responsable de la educación y de la
reforma de las costumbres como maestra de virtudes morales.
Una mediación importante para una
educación moderna de la juventud es el papel de la mujer, cuyo lugar en la
sociedad tiene que ser reformado también. Aunque no la ubica fuera del rol de
madre de familia, ni propone instituciones para la educación de la mujer,
destacará el papel importante que tendrá en la sociedad, lo cual en sí ya es un
avance. Para eso en los sermones eclesiásticos de la época se pone en sus como
ejemplo a mujeres.
Analizaremos el caso de Pablo Vázquez,
uno de los grandes predicadores de México de finales de siglo XVIII y
principios del XIX, donde al hablar sobre la mujer nos pone a las primeras
“heroínas”: una mártir laica, filósofa y cristiana que por mantenerse en
coherencia es martirizada: Catalina de Alejandría; luego una mujer religiosa,
instruida, promotora de la unidad en la Iglesia y que con valor enfrenta a las
autoridades civiles y eclesiásticas: Catalina de Siena; y finalmente una
contemporánea suya, ilustrada, piadosa, gobernanta, promotora de la cultura y
las instituciones modernas: la reina Isabel de Braganza. En ellas nos proyecta
su ideal para la mujer de su época. Lo inicia haciendo una crítica de la mujer
tradicional en un sermón ante la “Junta de Caridad Patriótica por la Educación
de juventud” en el templo de San Felipe Neri de la ciudad de Puebla en 1819:
La juventud no estaría tan corrompida si no hubiese muchas madres,
que semejantes a la osa, que mata a sus cachorros a fuerza de acariciarlos. Si
no tuviera los principales ejemplos de sus padres, o si estos tomaran más
empeño en inspirar a sus hijos sentimientos de religión, rectitud y justicia, y
no de vanidad y lujo, y ciertas frivolidades, que por una equivocación de ideas
llaman educación civil. [6]
Al presentar a Catalina de Siena, critica fuertemente la
frivolidad de este modelo tradicional de mujer, que ni se ilustra ni practica
las virtudes:
¡Ah que contraste entre Catalina y las mujeres de
nuestro corrompido siglo! Aquélla llora una ligera falta, que los historiadores
de su vida no se atreven a condenar a culpa venial, y éstas viven ufanas y
contentas con su trajes provocativos, y lo que no, puede sentirse bastantemente
con su abominable desnudez, que pone lazos a la inocencia, solivianta al pudor,
profana la santidad de nuestros templos y va derramando por todas partes la
peste y el contagio.[7]
Luego en su sermón dedicado a Santa Catalina de Alejandría, mujer
filósofa y mártir, presenta el ideal de la mujer, que a su vez se inspira en el
tratado de Tertuliano sobre El adorno de
las mujeres: un modelo de práctica y promoción de la virtud:
La caridad de Sta. Catalina fue muy fervorosa desde sus
principios. Luego que se convirtió a Dios que fue en su edad más tierna y
peligrosa, renunció todos los placeres y adornos. Nos la pintan como quería
Tertuliano[8] fuesen las mujeres prudentes y virtuosas: manifestaos compuestas
con los adornos de los apóstoles, tomando de la simplicidad, el candor de la
vergüenza, la honestidad; traed en los ojos pintados modestia, en la boca el
silencio, introducid en vuestros oídos la palabra de Dios y sujetad vuestra
cerviz al yugo de Jesucristo; ocupad vuestras manos en el trabajo, vuestros
pies fijadlos en vuestra casa y os apreciaran más que al oro; vestíos con la
seda de la pubertad, con el lino de la santidad y la púrpura de la vergüenza y
adornadas de este modo tendréis al mismo Dios por vuestro Esposo.[9]
En la oración fúnebre de
la Reina Isabel de Braganza (1819), esposa de Fernando VII nos sintetiza el
ideal para la mujer, ejemplificándolo con modelos de mujeres de distintas
épocas según el siguiente cuadro de heroínas no santas, el antecedente de las
abaratadas princesas:
Lugar
|
Nombre
|
Realización
|
Grecia
Antigua
|
Aspasia
(c. 470-400 a.C.)
|
Ateniense
y esposa de Pericles, mujer política capaz de “dirigir a su antojo a los
principales hombres del estado y ofrecía a los filósofos la ocasión de
discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo”.[10]
|
Corina (s. V a.C.)
|
Poetisa lírica griega,
compañera de Píndaro al que venció en un concurso de odas.
|
|
Roma Imperial
|
Hortensia
|
Hija
de Quinto Hortensio, gran orador romano, del siglo I, famosa por su oratoria.
Se pronunció en contra de la imposición de un impuesto especial a las
matronas más ricas.
|
Cenobia de Palmira
|
Reina de Palmira que vivió en
el siglo III, guerrera, filosofa, gobernante y que se independizó de Roma.
Derrotada por Aureliano se convierte en filosofa destacada de la alta
sociedad romana, donde murió.
|
|
Inglaterra
|
Jane Seymour
(1509-1537)
|
Tercera
esposa del rey Enrique VIII que cambió el ambiente frívolo de la corte de la
época de Ana Bolena por uno conservador y austero.
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Jane Grey
(1537-1554)
|
Reina de Inglaterra por nueve
días a los 16 años en
1553, y además unas de las mujeres más cultas de su tiempo. Víctima de los
conflictos de sucesión le cortan la cabeza por no abjurar de su fe católica.
|
|
Francia
|
Condesa de la Fayette
(1634-1693)
|
Vivió en el siglo XVII autora de la primera novela histórica: La Princesa de Cléves, considerada como
la primera novela moderna.
|
Gabrielle de Estrées
(1570-1599)
|
Amante del rey Enrique IV de
Francia y madre de tres hijos suyos que darán origen a la Casa de Borbón.
|
|
España
|
Catalina de Ribera (?- 1505)
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Noble
sevillana, constructora de hospitales y palacios. En Sevilla inició la
construcción del Hospital de las Cinco Llagas, que luego concluyó su hijo
Fadrique, dedicado al principio solo a curar mujeres y que era conocido como
el Hospital de la sangre. También inició la construcción del palacio de la
Casa de Pilatos.
|
Leonor de Toledo (1519-1562)
|
De la nobleza española, se casó
con Cosme de Medici. Mujer que hablaba cinco lenguas y gran protectora de las
artes en el renacimiento en Nápoles donde gobernó con su esposo.
|
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América
|
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)
|
Fénix
de las letras, décima musa, poetisa mexicana insigne del siglo XVII.
|
Como podemos ver en los modelos
propuestos por Pablo Vázquez, todas se caracterizan por ser mujeres muy
preparadas en el campo de las letras, las artes, con influencia notable en la
vida pública y salvo Sor Juana, todas son laicas y esposas, con una influencia
en la vida pública. Veamos ahora el texto del ideal femenino y la propuesta de
reforma para la mujer de los ilustrados novohispanos en Pablo Vázquez:
Digan lo que quieran los que condenan a las mujeres exclusivamente
a la rueca y a la aguja que la Grecia les opondrá las Corinas y Aspasias: Roma
las Hortensias y Cenobias: Inglaterra las Seymour y Greys: Francia las Fayettes
y D´Estrées: España las Riberas y Toledos, y América las Juanas de la Cruz.
Estas mujeres ilustres, insignes en las letras, y otras muchas que lo han sido
en el arte de la guerra, y en la ciencia de gobierno, les obligarán a confesar
que si se variará el sistema de educación con respecto al otro sexo, no habría
frivolidad en los discursos de las mujeres, no perderían el tiempo en el
tocador, procurarían agradar más con los adornos del espíritu, que con los del
cuerpo, estarán más al abrigo de la seducción de los hombres sus tiranos, y
adoradores a un tiempo, y las madres serían las primeras maestras de sus hijos,
que formarían su corazón para la virtud, y su entendimiento para las ciencias.
De estas escuelas domésticas regenteadas por las madres, saldrían, como de las
de Roma, cuando los maridos se ocupaban en las fatigas de la campaña:
magistrados incorruptibles, abogados honrados, sublimes filósofos, y lo que más
importa, buenos ciudadanos.[11]
En otra parte del sermón dice que la Reina
Isabel ocupará un lugar distinguido por “la protección que dispensó a las
ciencias y artes útiles”,[12] así como por ser una buena madre y
esposa, que son la síntesis de los ideales ilustrados para la mujer.
La verdad, estas si eran reinas y
princesas. No las insípidas y tontas princesas de Disney.
[1]
Ángeles J. Perona- Ramón del Castillo Santos, “Pensamiento Español y
representaciones de género”, en María Antonia García de León (coord.), Sociología de las mujeres españolas,
Editorial Complutense, Madrid 1996, pp. 328- 334.
[2]
Marquis du Condorcet, Oeuvres, F.
Arago et MMe. O´Connor eds., F. Didot, París 1847-49, 12 vol. Véase la
selección de textos realizada y traducidos del francés por Alicia Puleo, La Ilustración olvidada: la polémica de los
sexos en el siglo XVIII, Anthropos, Barcelona 1993, 175 p.
[3]
Marquis du Condorcet, Esquisse d´un tableau historique des progrès de
l`esprit humane, París, Flammarion, 1988. Cf. J. Perona, “las
conceptualizaciones de la ciudadanía y la polémica en torno a la admisión de
las mujeres en las asambleas”, en Actas
del seminario permanente: Feminismo e Ilustración, 1988-1992, Instituto de
Investigaciones Feministas, Madrid 1993, pp. 139-148.
[4]
Olimpia de Gouges, Escrits Politiques
(1788-1791), Côte-Femmes, Paris 1993. “La declaración de los derechos de la
mujer y la ciudadana” de Gouges (1791) puede leerse en Alicia Puleo, op. cit.
[5]
Maribel Martínez López, “La imagen de la mujer en la literatura española del
siglo XVIII. Paradigmas de género en la comedia neoclásica”, en Anagnórisis, 1, junio 2010, pp. 56-84.
[6]
Elogio del ejemplarísimo sacerdote San
Felipe Neri.
[7]
Panegírico que en honor de la prodigiosa
Virgen Santa Catalina de Siena pronunció Don Pablo Vázquez, Canónigo Lectoral
en el Convento de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana de Puebla el 23 de
abril de 1809. AVCMP, Fondo Vázquez, caja 5.
[8]
Tertuliano, De cultu feminarum. El adorno
de las mujeres, Introducción, comentarios, texto latino y traducción de
Virginia Alfaro Bech y Victoria Eugenia Rodríguez Martín. Málaga, Universidad
de Málaga, sine data.
[9]
Panegírico de la gloriosa mártir Santa
Catalina de Alejandría pronunciado en la Parroquia del Sagrario Metropolitano
por el Doctor D. Francisco Pablo Vázquez, Cura Rector más antiguo del Sagrario
de esta Santa Iglesia Catedral Angelopolitana el 25 de noviembre de 1805.
AVCMP, Fondo Vázquez, caja 5.
[10]
Plutarco, Vidas: Pericles, XXIV.
[11]
Oración fúnebre en las exequias que se
hicieron en la Iglesia Catedral por SM la Reina Isabel, Marzo 1819. AVCMP,
Fondo Vázquez, caja 5.
[12] A las actividades que se refiere Pablo
Vázquez son la fundación en 1817 de la Real Fábrica de Porcelana de la Moncloa,
donde aprovechando las pastas y moldes de la fábrica del Buen Retiro que había
quedado destrozada por los franceses organiza la fabricación de objetos para
uso exclusivo de la familia real. La otra es el impulso a las actividades de la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fomentando la enseñanza del
dibujo para niñas y jovencitas. La tercera fue recuperar el edificio destinado
en tiempos de Carlos III para el Gabinete de Historia Natural que estaba en
ruinas, y con espíritu ilustrado, juntar en ese lugar las colecciones de
pintura de la corona, lo que sería el futuro Museo del Prado, seleccionando
ella las 1500 pinturas con las que inició su acervo y deseando que estuviera
abierto al público. (Cf. Fernando González Doria, Las Reinas de España, Bitácora, Madrid 1989, p. 419).