Hoy me desayuné con que Disney intentará
introducir una nueva princesa para expandir su mercado en el mundo hispanohablante. Después de sus fallidas Pocachontas o la
princesa Sofía ahora lanza a una insípida Helena de Avalor que parece más la
Carmencita de Bizet, pero a años luz de la intensidad de Carmen.
Creo que sus intentos fracasan porque nos
presentan modelos femeninos muy lejanos a nuestra realidad, donde exaltan
virtudes que no son propias de nuestra cultura.
Su ultimo intento despierta en mi la
sospecha de que será tan fallido como los anteriores. Aunque la hagan pasar
ahora con toda una familia con nombres castellanos.
Para empezar: ¿Porque fracasan sus intentos en nuestra
cultura?
Si tuvieran más visión, partiendo de que
una princesa que en su etimología latina refiere a princeps, es decir principio, eje articulador, la propuesta seria un modelo femenino referencial. La mayoría de sus princesas de venta de
Disney son -y siendo benévolos- cursis,
ñoñas y poco creíbles.
En este caso con poner a la “princesa”
rodeada de una constelación familiar con nombres en castellanos no creo que sea
suficiente. Hay principios de la femineidad latinoamericana que conocemos y que
no se encarnan en sus ñoñas princesas: solidaridad, entrega, preocupación por
el otro, dar la vida, amabilidad, fuerza, enfrentar la injusticia y la mentira,
tozudez.
Es por eso que con este blog proponemos
modelos o principios femeninos de nuestra cultura que no tienen que pedirle
nada a los estudios y creativos del estudio del ratón.
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